Hoy me desperté por la mañana y el sol aún no salía, aunque mi mente ya seguía ante la indecisión de lo que pensaba una noche antes de poder conciliar el sueño: ¿voy o no a la gira de Rodrigo?. Decidí ir.
Finalmente decidí ir porque solo en esta gira se podría recorrer todos los municipios de la llamada Zona Caliente de Nuevo León de manera "protegida", lo cual podría tachar de mi lista de pendientes antes de hacer lo mismo en mi querido Michoacán. Sin embargo, cuando vi que la gente de prensa viajaría además de las ya maltrechas camionetas tipo Van, en una Cherocke y una Suburban, dije por instinto, "ahí yo no me trepo".
El viaje comenzó como cualquier otro, risas, música, y como si se tratara de una gira como cualquier otra. Incluso luego de que un locutor en el radio me hizo parar la oreja cuando aconsejó "si va por carretera, tenga cuidado". Pero no fue sino hasta después que vi la tercera señal cuando si vi varias coincidencias.

Pero todas esas señales sólo serían el preámbulo. Rumbo al quinto evento en China, de pronto vimos una Lobo que salió disparada fuera del convoy del gobernador para perderse en la carretera; fue cuando recordamos no haber visto dicho vehículo. Pero cual sería la sorpresa cuando un vehículo similar pero en color blanco salió de una brecha para entrar a la fuerza al convoy de Medina, quedando justo tres vehículos detrás de él.
Dos segundos después, la Lobo cruzó al otro sentido de la carretera a punto de chocar con un vehículo, haciendo que volviera al convoy y posteriormente volviendo a ir en contra, repitiendo la maniobra una vez más hasta que dio alcance a la camioneta del mandatario estatal. Fue entonces cuando sí llegué a pensar en que un enfrentamiento se daría ante mis ojos.
Pese a lo que muchos piensan de que todo esos momentos duran una eternidad, no, es mentira, al menos para mi en ese momento, pues con dificultad pude sacar la cámara de video y apretar REC. Cuando lo hice, ya la camioneta Lobo había revisado que en el vehículo que encabezaba el convoy se encontraba el gobernador, por lo que se reincorporó al convoy y poco a poco dejó que la rebasáramos, no sin antes voltear a ver a los dos hombres que se encontraban detrás de los polarizados.
Ese, para mi, fue un momento clave durante el día, pues quizá fue un mensaje o una señal al mandatario estatal, que rechazó la comida del alcalde de China, ese alcalde que aseguró que pediría en la comida al gobernador apoyo para su municipio, pues 2 de sus elementos fueron ejecutados, 9 renunciaron y 10 permanecen desaparecidos, dejando la dependencia con 14 policías. Pero no, no pudo hacerlo, pues el mandatario estatal no sólo rechazó su invitación a comer, sino que incluso dejó el municipio por helicóptero.
Fue entonces que al intentar salir de China la situación se complicó, pues justo

Algunos colegas bajaron, otros gritaron, y unos más grababan aspectos de la zona. Muchas veces me pregunto cómo debe actuar un reportero ante una situación así, y el como unos llevan esto en la sangre y otros quizá sólo por un hobbie. Recordé las palabras de Alfonso Rojo, el corresponsal de Guerra español y que dijo que el reportero debe caminar con un aire de inmortalidad, pensándose intocable al plomo, porque sólo así puede sobrevivir al fuego cruzado y enviar sus fotografías o su redacción. Esta tarde sólo unos pocos se comportaron así.
Regresamos a la presa El Cuchillo ante gritos de colegas, ante rezos de otros y ante el temor de ser sorprendidos por las camionetas de reciente modelo que se dejaban ver entre calle y calle en ese pueblo tan árido y tan olvidado de Dios, pero más de las autoridades. La marca para el helicóptero que nos recogería estaba marcada, mas nunca llegó. Tampoco la avanzada, escoltas o policías estatales o federales.

Volvimos por la carretera Libre a Monterrey en donde nos encontramos solamente 7 soldados para resguardar toda la rúa, esa que por obligación era el único punto de tránsito para las autoridades o narcotraficantes. Y aunque Emilio y yo queríamos ir a Los Ahijados para que valiera la pena el viaje, el personal de prensa lo impidió.
La tarde y el sol caían, y finalmente llegué a la redacción, con todo el ánimo de cualquier reportero de escribir la nota; sin embargo, como no pocas veces sucede, los jefes instantáneamente te dicen "haz la nota... la oficial". Corajes, rabietas, ernias y mentadas de madre son efectos que van y vienen, pero por primera vez en mi vida, no supe cómo hacer la nota. No supe cómo dejar fuera la noticia de la información. No supe como empezar a decir medias verdades.
Hoy empecé mi día alrededor de las 6:00 am, ahora son las 10:00 pm y sigo en la redacción. Hoy la muerte se portó caprichosa, como todos los días, pero a pesar de caprichosa, finalmente esa melodía matutina era quizá su caprichosa voz, pues a decir verdad sólo le pido a la muerte que no me encuentre sin haber hecho lo suficiente. Y sigo entero... sinónimo de que hay cosas por hacer.