Si a alguien le aprendí cosas de fotografía aunque nunca pude conversar con él fue a don Héctor García, mejor conocido como "El Fotoreportero de México", alumno y colega del considerado mejor fotógrafo que ha dado el país, Manuel Álvarez Bravo, y cuatacho del maestro Carlos Monsiváis.
Cuando charlé con Monsiváis en mi estancia por Michoacán, recordaba maravillas de Don Héctor, y aunque señaló que ya tenía tiempo sin verlo, mencionaba la buena amistad que los unía. Hoy, ambos están muertos, supongo yo, teniendo una mega tertulia a la que me uniré en un futuro, aunque espero no próximo.
Muchas de mis fotografías están inspiradas en el andar cotidiano, tal y como las de García. Son estéticas pero cotidianas, por eso atraen, porque son comunes pero fuera de lo normal.
Don Héctor fue el primero en fotografiar Noche de Muertos en Janitzio, por ahí de la década de los 60's, cuando jalaba para El Universal. Fue él quien nos mostró la tristeza y la alegría de tan llamativa celebración, y gracias a él y sus colegas de tiempo y profesión, es que el sitio fue un boom que hasta hoy persiste.
México en imágenes ya no será el mismo, pues aunque rara vez publicaba, no dudo ni un poco que seguía cazando imágenes, deteniendo el tiempo para la eternidad. Una eternidad que desgraciadamente no aplica para los que empuñamos una cámara y cambiamos de lente.
Gracias por todo Don Héctor, ha de estar tomando ahorita unas fotos aéreas chingonas pero chingonas, y créame, se le va a extrañar en este México que tanto, pero tanto los necesita todos ustedes como grupo pensador.
No me queda más señor, que a modo de simple y muy sencillo homenaje publicar una foto que le aprendí a usted, tanto por técnica como por contexto.
Un día voy a unirme a su jolgorio señores. Dígale al maestro Monsiváis, al maestro Fuentes, y a don Manuel que me aparten un lugar Don Héctor, aunque le advierto que tengo pensado tardarme.