Desde que regresé de Michoacán me di cuenta que para la superación profesional tendría que escalar peldaños; unos más grandes que otros.
El camino que he recorrido desde que decidí ingresar a la facultad sigue su curso, y aunque he aprendido de cada una de las etapas, a cada una le guardo especial cariño por lo aprendido.
Recuerdo bastante ciertas cosas, como algunos elogios en Michoacán por personas nativas de ahí y que aunque me reconocían como ajeno a su cultura, me decían que pocos se expresaban en las letras como yo hacia su ciudad y su cultura, sus paisajes y sus leyendas. Recuerdo que un señor me estrechó la mano simplemente porque "quería estrechar la mano de Israel Santacruz".
Pero también recuerdo que cuando volví a Monterrey ya no era el mismo. Mis escritos no eran iguales, mis crónicas perdieron demasiada fuerza, y aunque me fortalecí en otras cosas, recuerdo desear escribir como en los viejos tiempos michoacanos, aunque desconocía mucho del trabajo a nivel institucional, pues en Pátzcuaro las instituciones no son las de la gran urbe.
Hoy, escalo otro peldaño. A cuatro años y medio del retorno a mi Monterrey, uno de mis más bizarros pero anhelados sueños se volvió realidad: los dos medios de comunicación más importantes (y a los que tanto deseé entrar) se peleaban porque ingresara a sus filas.
Se que elegí bien, pero se que ese que fui en Michoacán ha de volver, pues estos años no han pasado en vano; tengo amigos y una voz interior incorruptible que es la que me dará la fuerza para seguir por ese camino. Y sobretodo la nueva familia que me servirá de inspiración para dar mucho más que el 100%
A donde voy hay grandes amigos, y qué alegría es decirles "seré tu vecino". Adiós al Porvenir, hola grupo Multimedios y grupo Milenio.
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