El frillesito que se dejó sentir hoy en Monterrey, junto con la cercanía de las fiestas de Noche de Muertos, inevitablemente me transporta al Lugar de Pescadores: Michoacán.
Definitivamente no hay mejor lugar en México para pasar esos días donde muere el mes de octubre y reencarna en noviembre, disfrutando de la tradición mexicana en todo su apogeo.
Desde lo gastronómico hasta lo indigenista, las calles de todo Michoacá, pero sobretodo de Morelia y su región lacustre, visten de fiesta, recuerdo y olores y sabores a cuanto visitante arriba.
La neta qué agasajo pasar esos días ahí. Los recuerdos de los difuntos llegan poco a poco, aunque los familiares no se encuentren enterrados en territorio purépecha, pues ese mítico lago es la entrada al Inframundo.
Aún así, no es janitzio mi lugar predilecto para pasar estos días. Un recorrido por toda la cuenca de Pátzcuaro es lo mejor. Los recuerdos me invaden, todos ellos con veladoras y con un olor característico a copal, que en Monterrey sólo se percibe en hierberías y en sitios donde la brujería es el modus vivendi de las gordas.
La neta, estos días quisiera pasarlos en Pátzcuaro, Liz también quiere, pero pos ni pex, ese mítico viaje al sitio de la negrura tendrá que esperar unos añitos, o al menos hasta que Toñito aprenda a decir: "Pa, recorramos todos los pueblos del lago como lo hiciste tú, que hoy no dormiré".
No hay comentarios:
Publicar un comentario