domingo, 23 de octubre de 2011

Mujeres sicarias ¿víctimas o victimarias?

El otro día acudí a un evento del Instituto Estatal de las Mujeres y me topé con una buena nota que dio algo más que una simple notilla escueta, sino para una de las publicaciones extensas de El Porvenir, y de la cual, debo decir que en los tres años y medio que llevo aquí, es apenas la segunda que me agradó, a pesar de que tengo como encargo hacer dos por semana. El texto es largo, pero vale la pena.

Texto: Israel Santacruz, del archivo de El Porvenir.

Ellas son de las que se vislumbran cariñosas, atentas y dadoras de esperanza a los niños en etapas tempranas del ser humano. Incentivan la unión familiar y el respeto hacia los demás. Con sus cuidados buscan dar cariño y respeto a los pequeños y a su pareja. Sin embargo, son mal llamadas el sexo débil, pues hoy las mujeres han cambiado su perfil ante la sociedad al grado de involucrarse con la delincuencia organizada, y en otro, volviéndose mayores las cifras de feminicidios en una entidad que asegura tiene un alto progreso.

Hoy, ante la alza de homicidios y ejecuciones en Nuevo León como producto del combate entre grupos rivales de la delincuencia y de la autoridad hacia con estos grupos, es inevitable ver que las féminas se encuentren en la lista de decesos con que cuenta la autoridad.

Mujeres en el crimen

María Elena Chapa, titular del Instituto Estatal de las Mujeres, detalla que si bien se ha dado apertura a las mujeres para desempeñar diversas tareas, es cierto que ellas tienen esa libertad para decidir en qué quieren trabajar. Desgraciadamente, señala que muchas de ellas deciden ingresar en las filas de la delincuencia organizada, aunque el mismo instituto y la Procuraduría General de Justicia en el Estado, o la Secretaría de Seguridad Pública no tienen un padrón exacto de estas cifras.

Ellas tienen una libertad como cualquier ciudadano para elegir qué quieren hacer de su vida, sin embargo, la problemática es que aquellos hechos delictivos que hace años e incluso décadas era exclusivo de los hombres por su alto grado de violencia, hoy ha incursionado a las mujeres en sus filas.

Déjame decirles que las mujeres tienen derecho a ocuparse en cualquier oficio o profesión que deseen, cualquiera que sea, aún sea sicaria o licenciada o profesora u obrera, lo que no tienen derecho es afectar a terceros en ninguna de las cosas que hacen, o sea, yo no repruebo o recrimino a qué se dedica, a qué oficio se dediquen, cada quien es libre de elegir a qué, y se hace responsable de su elección, lo que no se vale es afectar a terceros, o sea, que implique crímenes, que implique homicidios. Fíjate que no (hay un estudio) porque como dependemos mucho de ustedes (los medios) de la información pública que se dé y hay mucha que está en la secrecía o mucha que no está completa o poco identificable, por ejemplo, crímenes que no se identifican más que el sexo de la persona, pero no las razones o las causas, así es que estamos desinformadas porque dependemos de ustedes, de los medios, que si no dan información perfilada pues nada más contabilizamos”, afirma.

Sin embargo, los motivos que hacen que las mujeres incursionen en la delincuencia organizada son similares a las que provocan a los hombres nutrir las filas de la criminalidad. María Elena Chapa destaca que pueden ser desde el desempleo y la presión de un pariente, pareja o amigo, hasta simplemente la facilidad de encontrar un recurso económico con que solventar sus necesidades.

“Son factores múltiples, yo te diría multifactoriales, o el desempleo, o la falta de preparación o simplemente su elección de vida, o hay variables, muchas variables que influyen, o la cercanía con algún pariente, el hijo, el hermano, el amante, el primo, etcétera, la facilidad de conseguirlo, de querer tener dinero pronto, aunque sepan los riesgos, o sea, hay muchos factores que analizar”, agregó.

Mujeres muertas y ejecutadas a la alza

Sin embargo lo preocupante en la sociedad además de que las mujeres incursionen en la delincuencia es cómo terminan: muertas. Al igual que los hombres, las mujeres que incursionan en la delincuencia organizada sufren las consecuencias, que en muchos de los casos culmina con la muerte.

Ante ello y el nuevo fenómeno de las mujeres que se involucran con la delincuencia, aunado a los casos de violencia registrados en la entidad, el Instituto Estatal de las Mujeres tuvo que modificar sus parámetros que indiquen los decesos de las féminas. Antes solamente se registraban casos de muerte por violencia familiar, hoy, el apartado de violencia social se encuentra a la cabeza de las estadísticas.

Si bien este apartado no muestra la cantidad de mujeres que cayeron siendo participantes activas de la delincuencia organizada, sí muestra la afectación de la criminalidad hacia las mujeres, tanto como víctimas que no tenían absolutamente nada que ver con el fenómeno, como aquellas que como resultado de su involucramiento terminaron ejecutadas, ya sea por grupos rivales o por la autoridad.

Sin embargo, la cifra es alarmante, pues desde el 2010 que el apartado de violencia social fue creado, la mayor parte de las muertes de mujeres se encuentran en él. Tan sólo el año pasado, de 72 muertes de mujeres, 43 se refieren a la violencia social, mientras que 29 fueron a violencia familiar.

Aún así, la cifra es alarmante, pues tan sólo en el año 2000 la cifra de mujeres muertas fue de 28, mientras que en el 2001 la cifra descendió a 17. En 2002 se reportaron 14, en 2003 fueron 28, en 2004 fueron 27, en 2005 la cifra fue de 20 y en 2006 alcanzaron las 25 muertes. Para el año 2007 se llegó a 24, en 2008 se llegó a 28, y en 2009 la cifra superó todas las anteriores con 37 decesos, reportándose como el año de más violencia contra la mujer.

Lamentablemente esta cifra repuntó en 2010 con las 72 muertes antes citadas, de las cuales 43 fueron reportadas como violencia relacionada al narcotráfico, ya sea como participantes de un grupo o como víctimas ajenas a los hechos. Sin embargo, este año el record se ha roto por mucho, siendo el 2011 el peor año de violencia contra la mujer al registrarse 167 casos, de los cuales 144 son por violencia social y solamente 23 por violencia familiar... y esto tan sólo al cierre de septiembre.

Es decir, en lo que va de este año se han registrado la misma cantidad de mujeres muertas que en la mitad de la década anterior. Cabe destacar que entre las 144 muertes por violencia social se incluyen 40 mujeres que perecieron en el atentado del Casino Royale.

Aún así, María Elena Chapa señala la edades en que oscilan las mujeres involucradas en estas cifras:

“Tenemos aproximaciones, de lo que sí tenemos sí te lo puedo dar, las edades están entre los 25 a 35 años, la mayoría, y los objetos de muerte son armas de fuego, objetos punzocortantes los más frecuentes, los días que más sucede son los viernes y sábados, o sea, sí tenemos perfilado el asunto, te diría con precisión pues cerrando el año entonces abrimos toda la investigación”.

Buscando ofrecer una vida mejor

Aún así la esperanza no muere. A pesar de lo difícil que es la tarea de reivindicar caminos en una sociedad dañada el Instituto Estatal de las Mujeres busca reivindicar a las féminas. Por ello se realizan visitas a las prisiones de Nuevo León e incluso se imparten cursos y talleres para dar oportunidades de vida cuando cumplan sus condenas, y finalmente ser lo que los ceresos requieren ser: centros que readapten para la sociedad.

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