martes, 23 de septiembre de 2014

De la Independencia de México

Ustedes saben que soy patriota y amo a mi país. Me enorgullezco de él por mucha de su gente, sus bellos paisajes e incalculables tradiciones, sus fiestas tanto religiosas como paganas. me fascina su riqueza cultural y gastronómica.

Pero este Día de Independencia la verdad es que no tengo los ánimos para celebrar. Las notas que trabajé para este 16 de septiembre no fue la clásica sobre venta de banderitas ni un mega recuento de la historia nacional. Me fui a una hacienda perdida en Coahuila, donde se supone, Miguel Hidalgo ofició lo que sería su ultima misa mientras recababa aliados en el noreste.

No hay festejo para mi porque a pesar de 200 años de independencia ese pueblo sigue en la miseria. Apenas 22 familias, poco más de 100 personas lo habitan. Llegar a él, entre tanta fábrica extranjera y caminos de tierra me remontan a los tiempos de Hidalgo. Dudo mucho que ese lugar haya cambiado desde la visita del señor cura.

Aún se siente un aura extraña en el sitio. Entras por una pequeña puerta por la que sólo cabe una persona, y por ende, en ese lugar donde me paré fue donde se detuvo el Padre de la Patria. Ese sólo pensamiento es abrumador, te estremece. No existe un personaje más ilustre que haya cruzado ese umbral por donde estaba yo atravesando en ese momento. Y es por todo eso que es igualmente triste ver la extrema pobreza del lugar.

Ver eso, al menos para mi, me hace realmente dudar si Hidalgo y el resto de los insurgentes realmente lograron su cometido.



Es por eso que cuando supe lo que hizo Miley Cyrus con la bandera nacional claro que me molestó, pero no es peor que lo que hacen los políticos e incluso muchos otros mexicanos. La diferencia es que ellos no lo hacen tan gráficamente. Hasta verguenza les ha de haber dado a los diputados el aplicar la multa que asciende a casi 17 mil pesos, ¿porqué? porque se basa en salarios mínimos, y si tuviéramos esos salarios justos la multa hubiera sido mucho mayor.

El caso no es ese, sino que todos celebramos la independencia por lo que tenemos, pero en lo individual. A final de cuentas qué bonito es celebrar nuestra patria cuando tenemos un hogar, la libertad de tener un auto y el poder contar con servicios, ¿pero y aquellos que no lo tienen?

Y es por eso que al menos este año, la verdad no tengo ganas de celebrar la Independencia. Porque el ver de frente ese mítico sitio y luego salir de ahí para ver la presentación del nuevo celular LG en un prestigioso hotel del municipio más rico de América Latina, me comprobó una vez más que la lucha que Hidalgo comenzó aún no termina.

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