Checando algunas fotillos de apenitas unos ayeres voy viendo que las cosas no son las mismas. Uno ya no tiene esos hombros y pecho imponente (jajaja), aunque debo admitir que pancita tampoco (yeaah). Eso sí, uno no puede ocultar esa pesadez del leve cansancio del trabajo y los wercos. Pero al mismo tiempo uno no pierde esa jovialidad de rockear, y si tu hijo rockea, pos que mejor.
Y es así como pienso: pasan los años y sí se nota... se nota que uno es más feliz.
(entrada que iba ser publicada el 14 de octubre del 2014)
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