Día del Padre

Ser papá no es irónicamente algo tan sencillo y tan complejo. Cualquiera o prácticamente cualquiera puede convertirse en padre, pero no todos pueden desempeñar la tarea que conlleva.

Ser papá es la tarea, el trabajo y la forma de vida más compleja que puede tener un hombre. Ese momento en que te enteras que alguien llegará a este mundo por ti es tan sorprendente que no te cae el asombro, es imposible dimensionar esa noticia y comprender su completo valor. cuando transcurren las semanas y finalmente nace ese diminuto ser vivo, es la mayor sorpresa que puede tener el ser humano, aunque sigue siendo incomprensible.

Ser papá es algo que toma tiempo asimilarse. Podrá tardar días, semanas, meses o un par de años para caer en la cuenta como tal. Y es que convertirse en héroe no es fácil, sobre todo cuando uno no se considera héroe. Ver la ilusión de los pequeños al paso de los años, el llanto en la partida al trabajo, la inocencia de jugar con envolturas, el hacer travesuras y destrozos en afán de la búsqueda eterna de la felicidad en lugar de la riqueza; todo ello son cosas incomprensibles para el adulto, pero recordadas por el padre.

Ser papá es estar siempre ahí, no rajarse. Es buscar siempre lo mejor, incluso a costa de nosotros, con tal de llevarlo a casa. Es viajar a través del tiempo con sólo ver el ojo y la sonrisa de esos pequeños que brincan por doquier. Es sacrificio, algunos sencillos y otros casi imposibles.

Ser papá es convertirse en enciclopedia ambulante; fabricante de cuentos en el aire y narrador de aventuras, peripecias e infortunios propios como inspiración.

Ser papá no tiene hora o día de descanso, incluso al descansar. Uno tiene la mente siempre trabajando. Siempre.

Ser papá es una titánica labor que sólo es comprendida por otro similar. Por ello es que los hijos ven a sus padres como héroes. Lo hacen dos veces en la vida: de pequeños, y cuando ellos mismos se vuelven padres. Es justo en ese momento cuando uno comprende todo lo que pasó su padre y lo que significa serlo.

No hay mayor orgullo para un padre que el que su hijo supere sus hazañas. Quizá es algo que aún no he vivido, pero si ya siento orgullo de mis pequeños en otras cosas, no concibo semejante orgullo y emoción en mi ser al ver a David Toño y a Santiago de mayores, siendo hombres de bien, pero ese sólo pensamiento me motiva a decir, sí, tú sigue luchando, por ellos y con ellos.