jueves, 13 de septiembre de 2007

Los clave 20

Esta es la entrada número 100 de este blog, y esta vez no es para escribir sobre logros o fracasos, laborales o personales. No es para escribir sobre personas a las que extraño enormemente, de esas a las que veré en unas semanas o de aquellas a las que no volveré a saber en toda mi vida. Esta vez escribiré sobre algo no de mi, sino de los mios.

Hace unos días una tragedia sucedió en Monclova, Coahuila, en donde un camión con amoniaco explotó luego de que un conductor ebrio chocara de frente con el camión. Hay decenas de muertos, entre los cuales hay varios periodistas, dos de ellos muy jóvenes.

La primera imágen que aparece en este blog es de la campaña "Ni uno más", la campaña hecha en el país contra crímenes a periodistas, pues aunque no los haya conocido, sí conocí el trabajo de esos colegas, y ellos entre lo que pasó, supongo se sienten alegres de que haya sido en el cumplimiento de su trabajo, aunque más debe ser su dolor de desprenderse de lo que dejaron en este sitio terrenal. Esa estampa de Ni uno más me acompaña desde hace algunos años, la cargo en la cartera y simboliza para mi el que por más que nos busquen, nos persigan y nos callen, los mios seguiremos con nuestro trabajo, porque eso somos. Los clave 20, los reporteros, los periodistas. La imagen de abajo fue al día siguiente del accidente de Monclova, pero dejaré que otro narre la historia de los colegas caídos.

Monclava, Coah., 10 de septiembre. Al periodista Jesús Meza González un descuido le salvó la vida. La noche del domingo, junto con otros tres reporteros de la fuente de seguridad pública, llegó al kilómetro 37 de la carretera federal número 30 a cubrir el choque de un tráiler cargado de explosivos y una camioneta, pero al pretender encender el flash de su cámara fotográfica se percató que las pilas estaban agotadas. Se detuvo para buscar las baterías de repuesto en su chaleco.

Mientras lo hacía pensaba en que sus compañeros lograrían las fotos más oportunas del accidente. En ese momento la carga del tráiler explotó. Meza alcanzó a tirarse en el pavimento y sobre su cabeza volaron pedazos de los cuerpos de sus amigos. Los cadáveres de David Herrera, reportero de El Zócalo de Monclova; Andrés Ramírez, de La Prensa, y Carlos Ballesteros, de El Tiempo, quedaron en fila, a un par de metros uno de otro.

Herrera terminó tendido boca abajo. En la mano izquierda sostenía su cámara digital y en la derecha el radiotransmisor donde escuchaba las frecuencias policiacas, las mismas a través de las cuales se enteró del accidente que llegó a cubrir, donde minutos después perdió la vida. Tenía 40 años de edad, dos hijas y había dedicado la mitad de su vida al periodismo, siempre interesado en asuntos policiacos y de problemática social.

Andrés Ramírez era el más joven. Tenía 23 años de edad y un día antes de morir nació su primer hijo. “Era muy amigable. A todo mundo saludaba y siempre estaba sonriendo”, recuerda el fotógrafo Fidencio Alonso. Ballesteros murió a los 26 años de edad. Sus compañeros y amigos lo apodaban La Cone. Fue el primero en ser identificado por los brigadistas que acudieron al lugar del accidente. Los tres forman parte del grupo de 28 víctimas del estallido.

Como dije, ellos muerieron en un accidente, y a Andrés Ramírez le publicaron sus fotos en primera plana como homenaje a su trabajo, pues curiosamente su cámara no sufrió desperfecto. Pero aunque ellos cayeron en el cumplir de su trabajo, otros son buscados, como es el caso de los que si puedo decir mis amigos de TV Azteca Monterrey, Gamliel López "Gama" y Gerardo Paredes "Jerry", que desde hace meses se encuentran desaparecidos.

Tan sólo en el sexenio de Fox se denunciaron 60 casos de periodistas asesinados, más otros tantos desaparecidos, convirtiendo a México en el segundo país más peligroso para realizar la profesión, después de Colombia. Todos estamos expuestos, aunque unos más que otros. Nosotros no somos las estrellitas como Alatorre o López - Dóriga, pero cumplimos como tal, a pesar de tantos atropellos, malos salarios, trabajar en descansos obligados y soportar penurias. Muchos dicen que el peor error de un periodista es haber ingresado al periodismo, pero también agregan que por nada del mundo tomarían otro rumbo. Yo opino eso.

En las oficinas de La Voz tienen un mural con frases, de la cual me impactó una de Voltaire, que describe lo que somos: No estoy de acuerdo con nada de lo que dices, pero daría mi vida por tu derecho a decirlo.

Por eso, esta entrada número cien va por todos esos colegas, caídos y en pie, y a continuar siempre con la mente de que lo que busca La Tribu es la verdad. Y esperando que por cada uno que caiga, lleguen muchos más, muchos que le den voz a los que no la tienen, y esperanza a aquellos que la han perdido, aún a costa de la nuestra.

Funeral de los reporteros de la explosión

2 comentarios:

Anónimo dijo...

:|

Sin palabraaaaaas... =S

Usté cuidese musho... saludos desde rancho viejo =]

Proyectos, Trabajos y Galería de fabiancavazos dijo...

Isra felicidades por tu oficio, eres uno de los pocos que conozco que tiene la vocación

saludos desde las montañas