Hace escasa una semana me encontraba en mi tierra, mi querido Monterrey. Allá nací y crecí, y como siempre he dicho, no es el lugar donde he aprendido todo, pues este año en Michoacán me han enseñado muchisimo, algo que Monterrey no me hubiera enseñado, o al menos no en un tiempo proximo.
La verdad es que disfruté infinitamente estos días allá, esa semanita me hizo mucho mucho bien, independientemente de celebrar mi cumpleaños. Cuando dejé la ciudad me pesó dejarla como nunca, a pesar de que el 24 y 25 me lo pasaré con mi familia, sin embargo hubo un momento, creo fue el más emblemático de todos.
Yo iba caminando por Zuazua, entre Padre Mier y Morelos. Vi como los carros pasaban y observe el empedrado del Centro, en la otra acera se encontraba la Macroplaza y el cielo totalmente azul. Detrás, se observaba ese bello símbolo que a todo regiomontano le causa orgullo, y aquél que sólo un regiomontano puede entender. Ese momento quise guardarlo como ningún otro, tomé mi celular y di click con la cámara. Obviamente no es de buena calidad, el lente estaba sucio (mucho) y es una foto simple, total y completamente simple, pero en ese momento, para mi, quizá fue de las mejores que he tomado.
1 comentario:
Hola Isra!
Me dio un gran gusto verte de nuevo por aquí, y me da mucho más gusto saber que te está iendo muy bien allá en las hermosas tierras de Michoacán, y ver que ya eres todo un buen periodista.
Un abrazo con mucho afecto para ti.
Nos vemos.
Bye!
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