viernes, 13 de julio de 2007

La Ruta Quetzal - 2da parte

El primer día de la Ruta Quetzal en Pátzcuaro me valió para ganarme las planas principales de la sección y la primera plana de la misma. La jefa, toda emocionada, me felicitó por el trabajo, y Rocio, la jefa de prensa de la Ruta, también se emocionó cuando le comenté que nos darían dos planas. Tanto fue la emoción que causó la Ruta y mi crónica de su llegada que hasta el coeditor, Carlos Underwood, me dijo "isra, yo descanso mañana, ¿puedo irme contigo?".


Fue así que tras desmañanarme mucho mucho mucho, fui al campamento y acompañé al equipo de Sectur con los chavos de la Ruta. Allá me encontré a Rocío, que pense que ni me reconocería, pero cuando me vio, corrió hacia mi y me dice con ese acento español "hombre, felicidades, habeis sacado un muy buen reportaje, muchas gracias". Después me enteré de que yo fui hasta ese momento, no sólo el único medio de comunicación, sino el único reportero que cubrió como se debe a la Ruta Quetzal.

Una vez en Tzintzuntzan vi a Carlos y de ahi empezamos a trabajar de manera taaan relax, que me sentí de vacaciones. Al final del día fuimos a Quiroga y nos tomamos unas cervezas y comimos carnitas de don Carmelo, que como siempre, nos las dio más baratas por el simple hecho de trabajar para La Voz de Michoacán. Aquí les pongo la crónica de ese segundo día, que también nos valió para otra vez las dos páginas centrales de la sección. Carlos y yo escribimos la crónica, pero debo decir que él le afinó los detalles. Quien me haya leído sabe muy bien la diferencia; Carlos escribe mucho mejor que yo :



Israel Santacruz/ Carlos Underwood
La Voz de Michoacán

Pátzcuaro despertó sin amanecer.
El día comenzó. 55 embajadores del mundo, de países lejanos, recónditos, pequeños, calurosos y fríos, democráticos y otros no tanto, ricos, pobres, lluviosos o desérticos, con playas y puertos, con selvas, bosques o hielo todo el año y noches tan eternas como eterno es un suspiro, un llanto o una sonrisa, llegaron a la tierra del imperio tarasco, a Tzintzuntzan.
La Ruta Quetzal continuaba su recorrido, su día. No sin antes rendir homenaje a uno de los hombres más importantes del territorio purépecha, un personaje que algunos viajeros becados sólo conocían por libros, por el Internet o comentarios de profesores extranjeros, otros simplemente jamás escucharon su nombre. Fue así como rindieron homenaje a Tanganxoan II, en su monumento postrado en Pátzcuaro.
Siglos atrás, este rey buscó la convivencia de los pueblos indígenas, hoy, a sus pies se encontraban los viajeros, unidos, con sus banderas y estandartes como emisarios de paz; a pesar de guerras y problemas fronterizos, migración y tráfico, más de 300 jóvenes llevaron la esperanza de 55 países del mundo, trajeron un mensaje de comunión y hermandad.

El arribo
Poco a poco las calles del municipio lacustre se vieron abarrotadas por elementos de seguridad, seguidos por el convoy de los becarios, lo que causó que vecinos se asomaran por sus ventanas, tratando de averiguar el por qué de aquella multitud plagada de agentes de la PFP y elementos AFI.
Cada kilómetro iban acercándose más a la antigua capital del imperio purépecha, sede que tuvieron que investigar miles de jóvenes de todo el mundo para participar y ganar una beca y así llegar aquí, lugar donde las ruinas sirven como registro vivo que ilustra sus mentes, desde el inicio de su viaje, mismo que no comenzó con la llegada a México, sino desde su hogares, aquellas islas del Mediterráneo, del Caribe o de Oceanía, países del Cono Sur, la Unión Europea, o, incluso, Asia.

Llegaron. Tzintzuntzan parecía esperarlos. A las 10:00 de la mañana once autobuses cargados de pequeños adultos, de ideologías diversas e idiomas tan diferentes como el color de sus pieles y ojos, inundaron de una energía babélica la rúa principal del municipio. No lo pensaron dos veces y emprendieron el rumbo hacia las yácatas, a los vestigios de una cultura prehispánica que se ha convertido en el ombligo de sus conversaciones, de sus sueños.

Vidas y memorias
Milady da Silva, Hevelise Dias y Diana Mera tienen en común mucho más que las diferencias que presentan al haber nacido en distintas zonas horarias, pues aquellas similitudes fueron lo que las pusieron en la ruta: buscar convivencia y aprendizaje de culturas distintas.

Al entrar a la zona arqueológica de Tzintzuntzan, los ojos de las tres chicas, dos brasileñas y una española, parecieron brillar y detonar como lo haría un tambor de batucada, los vestigios de una civilización extraña y lejana la hicieron suya, en ese momento, ese instante compartido comenzó su transformación para convertirse en un recuerdo que no desaparecerá, lo llevaran a sus hogares, al fin de sus días y repetidamente vendrá ante el umbral de sus conversaciones el nombre de Michoacán y Tzintzuntzan.
Siglos atrás aquella plataforma fue visitada por españoles durante la Conquista, hoy, la zona fue abarrotada no sólo por jóvenes del país vasco, sino de todas las latitudes, pero movidos por el sentimiento de contemplar lo desconocido de frente, con la curiosidad de un joven que aún cree en la sorpresa, en lo nuevo.
Muchos, como Anna Van Hoek, proveniente de Holanda, tenían la imagen del mexicano llena de prejuicios y paradigmas, en otras palabras, el mexicano, para Anna, era una persona de grandes sombreros. Eso quedó en el olvido cuando el imperio purépecha se descubrió ante su mirada atónita.
Los más de 300 jóvenes, así como encargados, monitores y personal que los acompañaba, recorrieron y observaron la zona arqueológica y a pocos kilómetros, descubrieron el lago de Pátzcuaro, ante un paisaje, que afirmaron, jamás olvidarán.

El viaje es inolvidable, coinciden los jóvenes. Es así que hombres como Erick Miraval, originario de Perú, participó en la Ruta Quetzal BBVA desde 1998 como expedicionario; sin embargo, su aprendizaje, convivencia y aventura prosiguieron a través del tiempo, y después de ser el ilustrador de la ruta, ahora es el profesor de pintura de la misma. “La diferencia de la ruta en una década, afirmó, son los compañeros, pues el viaje y su aprendizaje sigue siendo tan emotivo como los recuerdos más memorables de mi vida”.

Brasil, siempre Brasil
“Sou Corinthiana”, espeta con cierto orgullo Milady da Silva, hija de Mato Grosso, Brasil. “Es la primera vez que salgo de mi país, y es la primera vez que viajo sin mis papás, es una experiencia única”. “Lo difícil es digerir la comida, usan muchos picantes”, señala y sonríe como sólo lo saben hacer las brasileñas, una “garota” única que descubre con sorpresa las riquezas de Michoacán. “México es muy bonito, todo me gusta”. “La Ruta Quetzal cambió mi vida”. “La mía también cambió”, interrumpe Lawrence Alibongo, el único filipino que integra el recorrido y que no se cansa de repetir que para él lo más importante es la música, únicamente la música, no hay más. “No conocía México, la verdad estoy muy contento, voy a decirles a todos en mi país que vengan aquí”.
Es así como inicia una historia de vida, una experiencia que no tiene, por ahora, final. Termina una visita, un momento en la ruta, pero no acaba las ganas de llevar a sus casas un pedazo de México, una parte de Michoacán que será parte de, por lo menos, una persona en algún país del mundo. El nombre de Michoacán se escuchará en lugares que tal vez ninguno llegue a visitar.




Nota Secundaria: Operativo, Ruta Quetzal

Israel Santacruz,
Corresponsal La Voz de Michoacán

Tzintzuntzan, Mich.- Ni Chávez ni Evo, ni el mismísimo Felipe Calderón tendrían un operativo como el que acompañó a los jóvenes becarios de la Ruta Quetzal, un despliegue poco visto con anterioridad, pues participaron elementos de todos los niveles de gobierno, desde la policía municipal, pasando por la Policía Estatal Preventiva e incluso los AFI’s, sólo faltó el Estado Mayor Presidencial y el Ejército Mexicano, que en las pasadas visitas de la ruta, era quien se hacía cargo de la seguridad de los becarios.

Foto, foto, yo sigo
Previo y después del convoy de autobuses se observa una caravana de elementos de seguridad, quienes protegen a los jóvenes como si fueran los mandatarios de las 55 naciones que representan, dándose cita en la antigua capital purépecha.
Ningún elemento de estas corporaciones se imaginó, tal vez, ver de cerca una güerita de ojos azules, extranjera, grandota, nórdica y hablando español, ni en su sueño más especial. Jamás se imaginaron tener la oportunidad de conocer tanta diversidad cultural, tantas mujeres de países desconocidos para muchos de ellos. Es así que los elementos federales se dieron tiempo para aprovechar su sex appel mexicano ante las noruegas, suizas, alemanas y holandesas. “Sigo yo”, decía uno mientras otro esperaba su turno con cámara en mano y su rifle en la otra. Sonrientes, las muchachas, güeritas todas, posaban para ellos, atendiendo el pedido de los hombres del orden que ya pensaban, en esos momentos, presumir la foto con la que podría ser, en un futuro no muy lejano, Miss Holanda o Miss Suecia.

Mientras, otros resguardaban el Atrio de los Olivos, sitio en donde Vasco de Quiroga sembró árboles siglos atrás, cuando iniciaba su utopía basada en las ideas de Tomás Moro, misma que algunos becarios aprendieron para obtener como premio el viaje de su vida.Humberto Ansures, inspector de la PFP, comenta que desde la llegada de los pequeños embajadores los acompañan, y así será hasta que partan del país. “Pensamos que la Costa Michoacana sería un territorio complicado, o al menos con algo de cuidado, pero afortunadamente no fue así”, señala el uniformado ante una expresión de alivio. Es así como estas y otras corporaciones acompañan a los jóvenes para evitar problemas internacionales, sin quitarles el espíritu de aventura que caracteriza la Ruta Quetzal BBVA, misma que continúa con cada paso de los viajeros y con cada sitio descubierto por la expedición que, sin duda, será un parteaguas en la vida de los chicos.



Continuará...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

WOOOW.. que padre!!!

Nombre, no se ofenda compadre, peeeeero si, es un poco diferente a cómo usté lo redacta.. jeje...

Pooos me da mucho gusto que difrute su trabajo y que le vaya tan bien. Siga cosechando muchos éxitos...

*Ro.S.H.*

Israel dijo...

Jajajaja, si, la neta tengo que admitirlo, ese wey, (que era coeditor, y que ahora es mi jefe), escribe chidisimo. Por eso nos publicaron a doble plana, porque fueron ideas de los dos mejores redactores de crónicas del periódico, pero con un estilo más experimentado (de él) y con esas fotos y otras más.

Eso es trabajar en equipo. Y aahh se me olvido decirles....ese dia nos topamos a toda la competencia. Después de que salimos en primera plana y en paginas centrales, los jefes de los otros periodicos pusieron a sus reporteros a trabajar. Jaja, ¿no que nooo?

Anónimo dijo...

Hola, yo tengo una pregunta ¿ruta Quezal esta solo limitado a los hijos de altos directivos o directivos del BBVA o puede ir cualquier persona? Es una cosa que siempre he querido saber, si realmente solo dan opcion a niños ricos. Si hay alguno en la ruta que no se encuentre en la situacion de niño rico que conteste si puede.

Gracias

Israel dijo...

En realidad todos pueden entrar, yo por lo mismo que conoci en la ruta conoci a muchos de bajos recursos y algunos eran indigenas, así que eso responde a tu pregunta