Una visita al boiler

Hace unos días cuando andaba mi mamá de visita por tierras michoacanas, fuimos a un café que desde hace tiempillo quería ir. Ese café se llama El Boiler, y es muy al estilo de La Tumba, cafe, musica no comercial (bueno 2-3), tiene sección para leer y los martes proyectan cine de arte a 20 pesitos, mismos que se pueden usar para comprar el café, así que la entrada sale gratis, además de que los precios estan super baras. De hecho me gustó tanto que ha sido declarado (por mi obvioamente) como mi lugar favorito, tan así que ando como loco, super despierto después de tomarme una jarra (pa' 4 tazas) de café americano en 23 pesitos.

Me metí a la sala de lectura y busqué un buen libro, uno de historias, cuentos, leyendas, poemas o algo corto, pues debía ir a un evento casi una hora después. Tomé un libro del buen Jaime Sabines, y no pude evitar tomar una servilleta y garabatear lo que el buen poeta alguna vez trazó.

Poemas como Miss X, Así es, Tu nombre, Los Amorosos y El diablo y yo nos entendemos son poemas completos que por obvias razones no escribiré aquí, pero que pueden checarlos en sus vínculos. Pero eso no me impide escribir estos trozos de historia y sentimiento, aclarando que yo no soy Sabines, ni pienso ni creo llegar a escribir como él.

• Escribiste en la tabla de mi corazón: Deseo. Y yo anduve días y días loco, y aromado, y triste.
• Mi madre me contó que yo lloré en su vientre. A ella le dijeron: tendrá suerte. Alguien me habló todos los días de mi vida al oído, despacio, lentamente. Me dijo: ¡¡¡Vive, vive, vive!!!. Era la muerte.

Pero el que más me gustó fue: Yo la quiero hasta el fondo de todos los abismos, hasta el último vuelo de la última ala, cuando la carne toda no sea carne, ni el alma sea alma. Es preciso querer. Yo ya lo sé. La quiero.