miércoles, 31 de octubre de 2007

Crónicas de Noche de Muertos V

Publicada en La Voz de Michoacán, 29 octubre

La noche, la inmensa noche, como en muchos, trae consigo los temores de antaño, recuerdos tormentosos que aún con el pasar del tiempo de niegan a ser olvidados. Para esas personas la frase de “el tiempo lo cura todo” es ficción, pues para sus adentros repiten que el tiempo sólo sana lo que ya no importa. Pero en otras personas, la noche los traslada en un ambiente distinto, donde las ideas florecen, y los pensamientos, incluso los más recónditos, florecen como en un campo repleto de fantasías que con el tiempo, pueden volverse realidad.

Luego de varias jornadas nocturnas en donde la lluvia de pensamientos ha inundado los cuadernos de dibujo con bocetos, hoy un pequeño ejército de seres salidos de la más profunda imaginación yacen en la plaza Vasco de Quiroga. Un dragón con tres cabezas lanzando llamas de boca y nariz, y en sus patas unas garras tan enormes como la cabeza que bien podría arrancar. A su lado, una catrina distinta a las demás, con un rifle y balas a sus costados, en marcha hacia la batalla de la que no tiene miedo a morir, pues ella misma representa a la muerte. A su lado, entre demonios, se encuentra una imagen, pintoresca y reluciente, de la Virgen de Guadalupe, sin embargo, a su espalda, un pequeño autobús es conducido por dos demonios, que parecieran querer alcanzar y arrollar a la virgen morena.

Pero el pequeño ejército de figuras y alebrijes no es lo único que predomina en el tianguis artesanal de Noche de Muertos, ubicado en Pátzcuaro, sino que apenas es el comienzo. De la imaginación de Juan Santiago Ramírez, mejor conocido como don Juan, no salieron seres de dimensiones tan distantes, sino que al igual que los artesanos de su comunidad, se le ocurrió agregar su misma tierra y los jarrones que vende. Originario de Cocucho, don Juan realiza jarrones, los tan tradicionales jarrones de Cocucho, siempre tan emblemáticos, tan misteriosos, con esas tonalidades oscuras y claras. Eso es lo que muchos buscan de ellos. Sin embargo, suponer y grandeza radica en su interior, pues con cada jarrón que sale de Michoacán, parte no sólo un fragmento de la tierra, sino de historia.

Los jarrones de Cocucho poseen un material que sólo puede conseguirse en esa zona, pues además del barro que se consigue en la comunidad, le agregan arena de volcán, traída desde las entrañas de la naturaleza, y terminada en forma de jarrón o florero. Don Juan comenta que desde chico aprendió a hacer los jarrones, gracias a sus abuelas, y esa tradición se a conservado incluso hasta hoy, pues dos de sus cuatro hijos tienen talleres de jarrones.

El caso de Juana Blas es distinto, a pesar de que también hace jarrones. La diferencia es que ella los hace vidriados. Enormes piñas y calabazas ilustran su puesto, y así como don Juan le agrega arena de volcán a su artesanía, doña Juana lo ofrece en forma de tributo en dos ocasiones al fuego mismo del horno, con la diferencia de que mientras que en la primera ocasión lo tapiza de “tierra blanca” de Zirahuen, la segunda es bañada con vidriado, mismo que le da el característico brillo. Originaria de San José de Gracia, en el municipio de Tangancicuaro, doña Juana ha dedicado años al arte de los jarrones.Al lado de estos puestos se encuentran textiles, trabajos de madera, e incluso a la muerte colgando de un gancho, sin espíritu y sin extracto de vida, vigilando a todo aquél que se acerca, a punto, quizá, de robar la vida de alguien.

Crónicas de Noche de Muertos IV

Publicado en La Voz de Michoacán, sábado 27 de octubre

Su ropa brilla como si mil soles cayeran hacia ella y deslumbraran a todos los presentes, su esbelta figura atrae a más de uno, que voltea a mirarlas con asombro, sorpresa y un gesto de extrañeza y asombro. Si piel es blanca, tan blanca como las perlas del mar, y su sonrisa es tan reluciente como la más bella de todas. Sus grandes ojos negros atraen la atención de quien la observa, y poco después, cae fulminado ante su presencia.

Elegante unas veces, otras no tanto, pero siempre reluciente. En ocasiones aparece en forma de músico, otras como pescador, e incluso en algunas otras imitando a bailarinas árabes. En todos los rincones del globo la conocen, sin embargo, la representación de la muerte es única en la región lacustre de Michoacán.
Ángel Manrique le da vida a la muerte. Con sus manos, poco a poco va moldeándola; la acaricia, la ve a los ojos e incluso dirige su destino. Con su creatividad, vislumbra la muerte más allá que un solo paso, más allá de un abismo tan inmenso como la vida misma, y más allá de la oscuridad que habita en las cuencas vacías de esa calavera.

En ocasiones la vislumbra en forma de pescador, en la que una pareja va navegando por la rivera del lago de Pátzcuaro, él, con un sombrero que lo cubra del sol y una manta que sobre sus hombros, protegiéndolo del frío. Ella, con un vestido colorido, acompañando a su eterno amor, tan similar a ella, que incluso se confunde. En otras, ella muestra el glamour que la preside, con un enorme sombrero que cubre en su totalidad su cabeza, y con un ropaje rosado cubierto de inmensas plumas, muestra de la elegancia incluso en la misma muerte.

Según Ángel Manrique, el arte popular de México es basto, tan basto como para incluir a la muerte en él, y de manera cómica, inmiscuirla en la vida tradicional de la sociedad. Sin embargo, comenta que este arte popular no se encuentra perdido, sino al contrario, con cada catrina y cada exposición, dicho arte se enriquece, enalteciendo el nombre de la muerte en la cultura mexicana, esa cultura que lejos de temerle a la muerte, se le respeta, se le hace burla y constantemente se convive con ella, en una dualidad a lo largo de toda la vida.

Para la exposición de catrinas que se montó en la Biblioteca Pública Gertrudis Bocanegra, Manrique tuvo que laborar cerca de ocho meses, dándole vida a treinta distintas figuras de la muerte, incluyendo a la muerte elegante, la de los pescadores, el panadero, el músico, la novia e incluso una suicida, sin dejar de pasar una bailarina árabe. En ellas se encierra todo un simbolismo de la cultura mexicana, que a base de papel mache, pasta para moldear y un alma de acero, la muerte vuelve a caminar entre los vivos, siempre estirando la mano hacia aquél que tiene los días contados, y que al final, la acompañará hacia el más allá. Los griegos la llamaban Caronte, sin embargo, para los mexicanos, es conocida como La Catrina.

Crónicas de Noche de Muertos III

Publicado en La Voz de Michoacán, viernes 26 de octubre

El ambiente se siente distinto, y el aire arrastra olores típicos de la temporada. Las tardes tienen consigo un fresco que es característico de noviembre. La luna llena ilumina como un pequeño sol, y se vislumbra un Pátzcuaro distinto. El viento sopla, en ocasiones silba, ocasionando el temor en algunos, y el llamado para otros. En la lejanía se escucha un crujido, y de pronto, un golpe fuerte, e instantes después, un peso que cae; para luego repetirse el golpe certero. Unos pasos atraviesan el campo, y el crujir de las ramas secas se hace presente, tan presente como el sonido de los grillos, que callan al escuchar al forastero.

De pronto, se escuchan las llamas crepitar, y como si se tratara de un ritual, las sombras de quienes lo ejecutan aparecen detrás de las flamas. Poco a poco el horno de leña va tomando calor, pero antes de introducir la masa, don Félix va dándole forma a uno de los sabores más tradicionales de la Noche de Muertos: el pan de muerto.

Don Félix trabaja en un pequeño taller, alejado del centro de la ciudad, sin embargo, ya su sabor es característico, pues a algunas cuadras se encuentra lo que los antiguos afirmaban era la puerta al cielo y por la cual los dioses entraban a volver a la Tierra: el lago de Pátzcuaro.
Desde una noche anterior, don Félix pone a fermentar levadura con la masa, y a la mañana siguiente inicia la labor de todos los días. Revuelve huevo, azúcar, manteca vegetal y animal, así como mantequilla, y en ocasiones, ingredientes para un sabor casero, como canela e incluso fruta rayada. De pequeño, su vida siempre se vio entrelazada con el arte de hacer pan, pues entregaba en enormes canastos las piezas de pan dulce o bolillo, y años después, poco a poco fue inmiscuyéndose en su realización. “Nosotros ayudábamos a los panaderos, mi hermano y yo sobretodo, somos los primeros de la familia y ahora ambos somos panaderos” – relata don Félix sin dejar de amasar y observar aquél volumen, golpeándolo con fuerza, y luego con delicadeza afinando los detalles de aquél pan tradicional, mismo que adornará las tumbas, las ofrendas, las construcciones y las mesas de los patzcuarenses.

Su trabajo, la pieza terminada, encierra un simbolismo más grande que sólo masa y levadura, pues el pan representa las grandes celebraciones de la humanidad, o al menos es lo que significa dentro de la Noche de Muertos. Mientras don Félix amasa y forma las piezas en charolas, relata que por muchos años fungió en distintos cargos en la Secretaría de Salud, pero al jubilarse, la sangre de panadero renació en sus venas. “Un pasatiempo, lo retomé por eso, pero la verdad es que no siento esto como un trabajo, sino como un placer, y en estas fechas, que hacemos el pan de muerto, sentimos un profundo respeto” – relata don Félix.Con una pala toma las charolas y las deposita en el horno de leña. Un olor peculiar, en ocasiones más intenso incuso que el copal, envuelve el pan, y como si se tratara de las brazas del infierno mismo, la pieza se va formando. Bastan quince minutos en las brazas de leña para que el pan de muerto tenga la textura y color indicadas, esas que son las idóneas para adornar la tumba de una de las ánimas que retornan del más allá.

martes, 30 de octubre de 2007

Crónicas de Noche de Muertos II

Publicado por La Voz de Michoacán, jueves 25 de octubre

La noche cae de lleno, las miradas se levantan y observan la inmensidad de la oscura velada. Los sonidos propios de la noche aparecen, grillos, pequeños murmullos, y en la lejanía, el arrullo de las olas que mecen las canoas en la rivera del lago de Pátzcuaro. Los colores cambian, y la perspectiva de luz se ha modificado; todo parece ir en cámara lenta, como si se tratara de un sueño. Los habitantes de la isla, uno a uno, van marchando en una danza tan lenta como el paso de las ánimas a quienes visitan. En su mano, una veladora ilumina el camino, en su mirada, una visión perdida se hace presente, como quien deambula por las calles sin saber su paradero, ni conocer su destino final.

Aquella danza simula fantasmas, almas en pena que vagan por las calles, arropados por el frío que recorre de un solo golpe todos los rincones de la rivera del lago. De pronto, todos atraviesan aquél enorme portón, mismo que rechina al ser removido. Uno a uno, los habitantes de Janitzio acuden a las distintas tumbas, poco a poco con caras tristes, tan tristes como llenas de arrugas, y tan tristes como la antigüedad del mismo lago. Aquellas manos temblorosas mueven los dedos, y toman con una delicadeza fortalecida la veladora, misma que una vez que ha encendido, se postra en la tumba, en la cruz o en la lápida, y un llorar sin final y en silencio inicia.

A unos metros, el mundo cultural y artístico de México y el extranjero se hacen presentes. André Breton, impulsor del surrealismo, toma asiento, a su lado, el pintor Diego Rivera contempla la misma escena que el escritor. Todos ellos con respeto, observan la celebración de Noche de Muertos. Desde entonces ya existían reporteros que a través de la lente captaban las enigmáticas imágenes de Janitzio. Entre las tumbas y con un gran respeto, Héctor García, el fotorreportero de México, capta las primeras imágenes de la isla en su mayor celebración. Esto es Janitzio de los años cincuentas, cuando la Noche de Muertos poseía tanta vida como para transportar a quienes la vivían, a un mundo tan distante y cercano. Hoy, a muchos años de distancia y varias décadas de globalización, la celebración ha ido perdiéndose.

Enrique Soto, historiador, recuerda esas noches oscuras en que las siluetas y los rostros anochecidos de hambre y tristeza eran la única iluminación de la noche lacustre. Esa noche en que los habitantes recordaban con mayor alegría a sus difuntos, pues volvían para convivir con ellos.

Hoy la situación es distinta, pues la comercialización ha manchado gran parte de la Noche de Muertos en el sitio donde se originó: Janitzio. Soto comenta que en gran parte, esto se debe a la venta de alcohol y comida, pues los habitantes, por buscar el beneficio económico, han modificado la celebración. El también director de Cultura menciona que gran parte de esto, más que ser propiciado por los habitantes de la isla, ha sido debido a las autoridades desde hace décadas, por no poner un límite a los turistas que acuden, así como los turistas, por no guardar el respeto hacia los difuntos.

Ahora, en una época en que el ochenta por ciento de los visitantes de Noche de Muertos en Pátzcuaro acude a Janitzio, se busca que la gente no consuma alcohol en grandes cantidades, así como tengan el respeto hacia la celebración; justo como en aquellas décadas en las que el manto de la noche llegaba y vestía la isla con un toque mágico, místico y lleno de alegría, en el que a pesar de burlarse de la muerte y no temerle, se le guardaba un gran respeto.

Crónicas de Noche de Muertos I

Publicada en La Voz de Michoacán, martes 23 de octubre.

La tarde se encontraba tapizada de nubes que impedían que los rayos solares cruzaran a tierra, iluminando las bastas extensiones de tierra y lago que yacen en Pátzcuaro. Pequeñas gotas de lluvia caían, primero en forma de lluvia, luego, en forma de metrallas que abatían a quien se encontrara en su camino, en suelo lacustre. Esa fue una tarde fría, sin embargo, los rayos del sol vieron la forma de salir e iluminar la vida de María Garfias, quien después de crisis económicas, encontró la manera de sobrevivir.

Caminó unos cuantos pasos, tocó aquella enorme puerta, esa que encerraba su destino. De pronto, entre chillidos la puerta abrió, dejando ver una mano con arrugas, que preguntó por quien tocaba la puerta. Desde aquél día ya nada volvió a ser igual, y la señora Garfias se comprometió a dar su vida por la muerte, pero no de una forma sangrienta o cruel, sino una en la que sólo el mexicano puede profesarle a el final de los tiempos: con un dulce sabor de boca.

Aquella tarde, María Garfias acudió a la casa de su vecina, quien poco a poco la instruyó en el arte de hacer calaveras de azúcar, esas figuras tan ancestrales como la misma tradición de Noche de Muertos, esas en la que se desafía a la muerte al tiempo en que se le venera con respeto y cariño, pues da la oportunidad de volver a convivir con los seres queridos, con aquellas almas que desde tiempo atrás cambiaron su morada por el inframundo y que según los antiguos, entran por el lago de Pátzcuaro. Doña Mari, como todo mundo la llama, comenta que ella empezó a realizar calaveras de azúcar debido a las crisis económicas, pues mantener catorce hijos no es tarea sencilla.

Fue así como sus manos moldean la muerte, siempre con un dulce sabor que será recordado por aquellos que la prueban. Pero esta, como otras artesanías, no es de fácil fabricación. Doña Mari hierve azúcar en un cazo, y luego, la toma con las manos para darle forma. Los movimientos deben ser rápidos, pues de lo contrario las quemaduras persistirán a través de los años. Ella comenta que nunca se ha quemado de gravedad, sin embargo, cuando llega a sufrir lesiones, simplemente se unta jugo de limón. Ahí es donde Doña Mari muestra la sabiduría que le ha enseñado el laborar cerca de una de las tantas muertes que habitan en el México del Bajío.
Hoy, el destino que inició al momento de abrir aquella puerta ha tomado el rumbo elegido, pues Doña Mari comenta que cuando no la observan vendiendo las calaveras de azúcar, van a buscarla a su casa. “Muchos vienen a comprar, pero la verdad es que la mayoría son migrantes, que vienen y se llevan un pedazo de Michoacán al otro lado, a veces vuelven al año y me dicen que aún tienen su calaverita” – relata la escultora de tradición y fiesta, con esa dulce voz como el material con que crea su trabajo.

De los catorce hijos que tiene Doña Mari, sólo tres han seguido su camino, aunque ninguno de tiempo completo. Algunos trabajan de abogados o en puestos de gobierno, sin embargo sus raíces persisten y afloran durante septiembre, mes en que inicia la elaboración de calaveras, misma que concluye a finales de octubre. Pero el tiempo ha ido cambiando las cosas, pues ya no sólo se realizan calaveras, aunque siguen siendo el símbolo de esta fecha. Ahora, las figuras van desde pequeños cerdos, gatos, perros y patos, hasta pequeñas guares, ángeles, cofres con un cadáver en su interior e incluso botellas de ron. “Todo eso es para las personas que quieren ponerle eso a las ofrendas, y si se vende mucho” – comenta Doña Mari.Es así como la tradición perdura, y por uno, dos, tres, cuatro, diez y hasta quince pesos, una persona puede adquirir no sólo una parte de México, sino de su tradición, de su cultura, de su espíritu. Y de esta forma ver a la muerte como sólo la ven en México, con un dulce sabor de boca.



domingo, 28 de octubre de 2007

Hace un año...

La vida da giros inesperados, muy inesperados, aunque yo creo que a veces es uno mismo quien propicia esos giros de la vida. Hace un año, el giro más inesperado de toda mi vida se realizó, aunque debo admitir que me salí con la mia, pues fue lo que lo planee, aunque para ser sinceros, mi mente trazó el plan, pero jamás trazó el cómo sería mi vida si obtenía éxito.

Y así, sin más, partí desde Monterrey con destino de buscar una nueva vida en Michoacán, sin saber que lo conseguiría. Claro, tuve mis momentos horribles. Quizá los peores días que he pasado desde que abandoné Monterrey fueron esos días antes de conseguir trabajo, días que en verdad me gustaría olvidar, pero que no quiero, pues de ellos aprendí mucho y agradeci otro tanto. Hoy hace un año me encontraba ya en camino desde Monterrey, llegaria a Morelia, a una casa que aparte y rente, y trataria de conseguir trabajo (mismo que consegui) y me encontraría con cierta personita.

El primer año ha transcurrido y todo lo que planee resulto, o casi todo. Lo que no planee es que me fuera tan bien como me ha ido, y lo que aún falta. En este año he entrevistado tanto a indigenas como a personalidades de altura, como Rigoberta Menchu y Carlos Monsivais en exclusiva. Pero para demostrarle al periodico, a los medios de Monterrey y sobretodo a mi mismo de que soy un buen reportero, se avecinan dos eventos con los que espero medirme, y digo espero porque los aguardo con ansia desde inicio de este 2007: Noche de Muertos y las elecciones en Michoacán. Desde ya estoy escribiendo notas de Noche de Muertos, son buenas, debo decir, y lo mejor se avecina.

Para finalizar, quiero dejar este video, es de una película que debo decir, me alentó mucho a realizar esta jornada que me cambio la vida, independientemente del resultado. Se llama Señales de Amor, o Serendipity, en ingles. Aquí la escena final, cuando tras un largo viaje de creer en el destino y en el luchar por él, John finalmente ve a la mujer de sus sueños, al amor de su vida.

viernes, 19 de octubre de 2007

La satisfacción de ser periodista

Hoy tuve un dia normal, me desperte, fui a un evento, como fue el aniversario luctuoso de Lázaro Cárdenas del Río, mejor conocido en Michoacán como "el General", hubo fiesta de pueblo y comi mole con arroz y corundas en la plaza del pueblito, a orillas del lago; algo que quizá resulte distinto para los periodistas de otras latitudes del país.

Regresé a Pátzcuaro y tuve una plática muy chida con la directora de Ecología. Platicamos del mal estado agónizante del lago y de los principales problemas del mismo, así como de la temporada de patos y los pros y contras de los usos y costumbres de las comunidades indígenas (otro aspecto que dificilmente ven periodistas de otros sitios de México). Luego me vine a redactar y me fui a la casa a estrenar mi DVD marca Sepler de $379 y que lee todo, absolutamente todo.

Sin embargo, la satisfacción del día no fue todo eso, sino en el inter, antes de ir a la comunidad. Yo iba tranquilamente por los portales de la plaza principal, cuando un señor de pasados los 60 años, de barba blanca y un sombrero me detiene. "Tu eres Santacruz verdad ?", yo le respondí que sí, que en qué lo podía ayudar; y su respuesta me dejó helado. "No, sólo queria felicitarte por tu trabajo, soy uno de tus lectores asiduos, y la verdad es que no pense que fueras tan joven, ojala sigas preparándote, y de verdad me da mucho gusto poder conocerte y estrechar tu mano. Eres muy buen periodista y tienes habilidad para la pluma. Sigue así joven".

Yo me quede sorprendido, pues fuera de los típicos funcionarios que te felicitan o los esporadicos felicitaciones de los jefes, es la primera persona ajena a mi que me felicita por mi trabajo, y no sólo en Pátzcuaro, sino desde que empece en todo esto. Una felicidad extraña, quizá extraña para la profesión, recorrió mi cuerpo, y no puedo negar que senti una especie de orgullo, pero como debe ser, seguí mi camino, haciendo mi trabajo como debe ser. El señor me dijo llamarse Noe Canseca, y aunque dudo que lea esto, quiero agradecerle, pues detalles como los suyos son tan esporádicos en esta profesión, que no se cuando vuelva a sucederme, si es que vuelve a ocurrir.

domingo, 14 de octubre de 2007

Una mirada al fotógrafo

A inicios de septiembre visité la comunidad de Cuanajo, Cuna del Mueble Artesanal, pues tenían su feria del mueble. Ahí me encontre algunos niños artesanos, como es el caso de Erick Téllez. Como a todos los que entrevisto, le tomé la "carita" para vestir su cita textual, pero esta foto me gustó por la luz que tenía. Aquí esa foto, y también un acercamiento a sus brillantes ojos, en donde se refleja un forastero cazador de imágenes.


lunes, 8 de octubre de 2007

Hasta siempre comandante

Hoy hace 40 años, un hombre que hoy es un símbolo para muchos, fue apresado y muerto al día siguiente. Su nombre: Ernesto Guevara de la Serna, mejor conocido como el Che. Ahora, después de años de su muerte y a tan sólo diez años de haber encontrado su cuerpo junto con el de otro hombres en Bolivia, en muchas partes del globo se le rinde homenaje. Sin embargo, es una pena que para muchos jóvenes, sea un símbolo, sin saber en verdad lo que es en realidad, y que ahora su imagen ilustre banderas de equipos, pantalones, mochilas, morrales y boxers.

Este espacio, aunque pequeño, quiero escribir un poco sobre su vida, que siempre fue en vista de mejorar la vida de aquél que menos tenía, no se conformaba con el mejorar la vida en su nación, en su región, sino en todo el mundo o hasta donde pudiera. De jóven, partió por América Latina en un viaje con su mejor amigo, y fue en ese viaje donde descubrió las injusticias que hasta hoy en día perduran. Como médico, colaboró en los distintos ejércitos, y poco a poco fue convirtiéndose en el guerrillero y leyenda que es actualmente.

Unido a Fidel Castro, liberaron a Cuba del régimen en el que se encontraba (sin saber el régimen al que someterían a la isla) y después partió al Congo, combatiendo en el Continente Negro, para volver a Bolivia y ser apresado el 8 de octubre de 1967 y fusilado al siguiente día. Su cuerpo fue encontrado hasta 1997.

Recuerdo que cada que volvía de alguno de mis viajes, veía la película Diarios de Motocicleta, y mi espíritu aventurero, viajero e idealista salía a flote, y deseaba no haber vuelto de viaje, pues al igual que el Che, antes de ser esa figura, he conocido la injusticia, he visto en la mirada de cada persona historias de muerte, pobreza, traición, injusticia, dolor, pena, sufrimiento; pero también historias de esperanza, de fuerza, de batalla y sobretodo de victoria.

Así como Ernesto Guevara, hay muchos héroes, que lo único que buscan es el bienestar del próximo, ya sea aquí o en el otro lado del mundo. Pero al igual que el Che y otros heroes, ninguno es eterno. Cada uno pelea desde su trinchera y aunque tenga presente que yo no podré hacer mucho por cambiar el mundo, sigo siendo el jóven idealista que viajó por México, y combato esas injusticias desde mi trinchera.

Hay una historia de ese viaje por América Latina, en donde el Che conoció un grupo de campesinos que fueron despojados de sus tierras y tuvieron que separarse por el bienestar económico. Guevara recuerda esa como una de las noches más frías de su vida. No encontré ese video, pero subo este otro, el último rostro, entre sombras, es el del campesino. También subo la canción compuesta cuando Fidel leyó la carta de despedida de su amigo, el ya entonces Comandante Che Guevara.

Hasta siempre

La hazaña del Mandy

El otro miércoles fue día de San Francisco, y en la plaza para este santo en Pátzcuaro hicieron fiesta. Mis amigos y yo andabamos por ahí, así que decidimos llegar a cenar unos hot dogs gigantes con El Pelos. Ahí, un amigo, Beto (o Mandy pa los cuates) se comió dos chiles toreados. Todo relax. Pero, en ese rato otro amigo, tambien llamado Beto, le dice "haber mandy, a que no te comes 5 chiles toreados, asi sin refresco ni nada, por cien varos", y Beto aceptó.

La neta estuvo chidisimo, porque se los comía con una enchilada de aquellas, pero lo logró. En ese rato, Beto y Arturo, otro amigo, le dijeron, haber, a que no te comes 3 chiles más y un cafe caliente, por 70 pesos extra. Beto lo pensó, jajaja pero no se que traia en la cabeza que aceptó, y se los comió, todo para que al final, el otro Beto le dijera "bueno, te pago la lana el domingo" jajaja.

Luego de ahí nos fuimos a los carritos chocones y Mandy se subió a un cochecito para niños de cinco años. El caso, es que ayer domingo estabamos en un barecito, y entonces surgió otro reto. "Mandy, ahi esta el hermano del Pelos, a que no te comes 35 chiles, igual sin refresco ni agua, por 400 pesos", jajaja. Después de mucho regatear y dimes y diretes, la apuesta quedó a 30 chiles toreados, sin refresco ni bebida, por 300 pesos, y con un margen de tiempo. Debo admitir que me preocupó la salud de Beto, sobretoco cuando empezó a escupir verde, cuando quería vomitar y cuando se tambaleaba como si estuviera borracho (pero no lo estaba).

Al final, nosotros, y hasta el Pelos, que dijo que el record era de 44 chiles, nos estabamos carcajeando, y para desgracia de Mandy, no logró la hazaña, pues tomó un traguito de Sprite y se pasó del tiempo 20 segundos. En fin, como premio de consolación le dieron 200 pesos y el refresco, jajaja. Luego de ahí fuimos a las Farmacias Guadalajara, porque dijo que quería un yogurth. Gente, aqui les dejo las fotos de aquél día cuando nomas se comió 10 chiles y el café, imaginense la cara con los 30 jajaja.

viernes, 5 de octubre de 2007

Apenas puedo esperar

Hace rato estaba en la casa, tomando un café y de repente vi esta película, que desde la primera vez que la vi me encantó. Se llama "Apenas puedo esperar" y es la típica película de la fiesta de graduación de prepa, aunque, esta si me gusta, pues creo que se basan en muchas situaciones reales de cuando uno es chavo.

Esta el tipo presumido con su novia, la mas guapa de la escuela y que no es tonta; esta el nerd que siempre fue molestado por el tipo presumido; esta el chavo que viste a la moda para ser popular y no lo ha sido; esta la chava antisocial pero chida; y por supuesto, esta el chavo tímido que siempre estuvo enamorado de la chava más guapa de la escuela, y a la que jamás le dijo lo que sentía, pero se decide a decirlo el día de la fiesta, cuando ella termina con el presumido de la escuela.

En esta movie, Preston (el tímido) esta enamoradísimo de Amanda (la guapa), pero ella, dolida porque la juzguen por ser bonita y no vean sus sentimientos, lo ofende cuando le declara su amor, pensando que es como los demás, pero sin saber que él fue quien escribió la carta de amor que Amanda tiene en sus manos. Cuando lo descubre, es ya muy tarde, pues Preston viajará a Boston a estudiar y la posible relación termina.

Esta es la escena final de la movie, cuando Amanda llega a la estación de trenes a ver a Preston. Lo mejor de todo es la mirada de Preston, como sin poder creer lo que está pasando, como si ese momento lo estuviera soñando, pero es real. Yo me identifique con Preston, pero mi Amanda nunca llegó. Creo que muchos pueden identificarse con esto.

lunes, 1 de octubre de 2007

De unas semanas a la fecha no he podido pensar en otra salida. Tener lo que siempre he querido, y dejar de ser lo que siempre he sido, lo que me ha traido la infelicidad. Estoy siendo consumido por mis demonios internos. Cada año, cuando sale la película del Hombre Araña, la situación de la película es la misma que vivo. Este año la situación se atrasó unos meses. Y por primera vez desde que he visto esos personajes, entiendo a Brock.